lunes, 23 de junio de 2008

Mujeres y actos extraordinarios

Un filo, grueso y brilloso, dormido en mi mochila de atrevida. A cambio tuvimos una conversación ordinaria, no sé porque mierda termine hablando de mi viejo y sus andanzas. Me escuche diciendo lo que no queria decir y callando de aquello que quería hablar. Una cerveza, una pelea por el último trozo del tostado y las ganas de fumar por ocupar la boca.
Entre el humo, el ruido y la mediocridad no alcance a escuchar bien que decías. .
Ya estuve ahí, besando a mi hombre infinito en la terminal, abrazandolo hasta las lágrimas, insegura al partir, viendolo irse de mí, despidiendome para siempre... Y las putas imagenes que se cruzan y uno no puede dominar.
Un beso en el lugar equivocado, en el momento equivocado, en el sitio equivocado.
Faltaban quince minutos para que tu colectivo se vaya, y en determinados momentos mi reacción es innata. Di vuelta, sin mirar atras, sin pensar, camino al colectivo a La Plata.

Por la autopista pensaba, comía el chocolate que había pensado regalarte, miraba el filo que no fui capaz de darte. No lo sabes, nunca te daras cuenta: las mujeres extraordinarias merecen actos extraordinarios.

No hay comentarios: