martes, 1 de julio de 2008

Subjetividades, razonamiento y teoría...

Es la reina del cielo, con figura de paloma; también es empereatriz de los infiernos, de donde sale reptando, y la simboliza una serpiente. Se manifiesta en las montañas, en los bosques, en el mar, en los manantiales. Crea la vida por doquier; si mata, también resucita.

Se alza el valor, se modifica la posición en la silla, se percibe mejor el pelo suelto y su roce con la piel, se descubren los pezones y una mano tiende a apoyarse sobre parte del pecho. Hay juego, seducción y lectura. Se mezcla la interpretación con la contextualización.

Caprichosa, lujuriosa, cruel como la Naturaleza misma, a la vez propicia y temible, reina sobre toda la Egeida, la Frigia, Siria, Anatolia; en fin, sobre toda Asia occidental. Se llama Istar en Babilonia, Astarté entre los pueblos semíticos, y entre los griegos es Gea, Rhea o Cibeles; la reencontramos en Egipto bajo los rasgos de Isis; las divinidades masculinas le están subordinadas.

Y como me gusta esa figura! Diosa, soberana entre la Tierra y el Cielo, poderosa, sensual. Y poco dura este momento...

Tierra, Madre o Diosa, no era para el hombre una semejante; donde su poder se afirmaba era más allá del reino humano: así, pues, estaba fuera de ese reino. La sociedad siempre ha sido masculina; el poder político siempre ha estado en manos de los hombres.

¡Maldita seas, Simone! No se puede disfrutar ni un momento en este raciocinio constante para tomar conciencia de la realidad. ¿Y ahora como me voy a imaginar? ¿y ahora como me voy a sentir poderosa?